Fantasmas, chamanes y un japonés en ‘El extraño’ (The Wailing) de Hong-jin Na

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Tercera película de Hong-jin Na como director y guionista y nos presenta dentro del género una película bien articulada, algo extensa en su duración pero con un contenido a la altura creativa de un tema ya revisado mil veces. La historia cuenta como un día empiezan a tener lugar en un pequeño pueblo unos extraños asesinatos que parecen ligados a la llegada de un extraño. Jong-gu, agente de policía y el protagonista al que seguimos, deberá averiguar qué está causando esos sucesos, sobre todo cuando todo parece indicar que fuerzas más allá de la realidad están actuando y obligando a la gente a matar a sus seres queridos.

el extrano inside

Vamos a empezar avisando que la duración de la película es de dos horas y media. Si, largita, y que seguramente se habría podido reducir a menos duración y seguiría contando lo mismo, por supuesto, pero es justamente en el suspense articulado a través de las largas escenas que la película respira. Como tal es una película de terror previsible venida de Corea, y tenemos varios motivos con los que probarlo, pero que no significa que se mala, o menospreciable, sino que el espectador más aficionado a este tipo de cine ya sabe qué verá. Empezaré hablando de los distintos frentes que abren a lo largo de la peli, como la historia de la investigación policíaca donde los compañeros y el propio jefe son bastante cómicos, patosos y poco rigurosos en su forma de tratar cada caso. Otro núcleo central es la familia del propio Jong-gu, su mujer y su hija quienes serán objeto del demonio que sobre vuela las muertes en la localidad. Por otro lado tenemos a los chamanes y sus creencias místicas, con la gran escena del ritual a pleno color, fuego y música en casa de Jong-gu. Y por tercera vía entran en juego las misteriosas fotos que el japonés tiene en su casa, su pasado y su aura que parecen enturbiar la pacífica vida que llevan los habitantes.

La película entra en juego rápidamente, presentando las muertes de manera directa, sangrienta y que cumple las delicias de los espectadores más ansioso, pero una vez introducido el conflicto entra en un terreno de búsqueda y locura entorno a la idea del asesino venido de otro país y a su desconcertante actitud. En este punto se introducen los fantasmas como un elemento primordial como poseedores de cuerpos que cumplen sus órdenes. Y el desenlace es una locura tras otra en un intento por desenmascarar al auténtico espíritu que les atormenta y terminar con él. Además, a partir de un punto en la parte final en el que durante 30 minutos no podemos dejar de mirar a la pantalla fascinados esperando el final tras cada secuencia, que no llega, hasta que ha pasado de todo. Es verdad que termina y te sientes un poco estafado, podrían haber aligerado un poco más y mejorar la línea narrativa con menos escenas y menos metraje, pero el trato que da a la investigación y al caso personal que afecta al protagonista es tan lineal y lo hace tan paso a paso que es hasta aceptable.

Es una película muy curiosa, que los más acostumbrado al cine asiático tendrán la sensación de dejà-vú pero en la que merece la pena entrar si queremos descubrir una pieza original y bien dirigida proveniente de Corea.

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