Crítica de Un amigo para Frank de Jake Schreier (2012)

Lo que podía parecernos ciencia ficción en los 90, se ha convertido sutilmente en nuestro día a día. Ciudadanos interconectados con dispositivos personales cada vez más necesarios. Si cuando veíamos films como Minority Report nos parecían futuros muy distópicos y lejanos, ahora quizás desde nuestra perspectiva actual ya no lo son tanto. Y lo más inquietante es que parece que estamos al comienzo de una era digital con un abanico de posibilidades cada vez mayor. Her de Spike Jonze ya nos advertía de este futuro casi presente, pero no ha sido el único film reciente en hablar de ello. Un año antes ya teníamos Un amigo para Frank que nos presenta el futuro cercano de una robótica creíble.

En un futuro muy cercano, la robótica ha desarrollado un modelo de androides diseñados para cuidar a personas de la tercera edad. Hunter y su hermana Madison han pensado en comprar uno para que cuide a su problemático padre. Frank vive solo en una pequeña ciudad rodeada por bosques tras haber pasado una vida como ladrón profesional. Las perdidas de memoria son frecuentes y pasa los días de su vejez visitando una vieja biblioteca que aun mantiene libros en papel. Con la llegada del Androide, primero Frank se verá violentado por los cuidados que le ofrece pero pronto se convertirá en el amigo que necesitaba. No solamente Frank se verá beneficiado con la convivencia del robot sino que también el propio androide aprenderá a sobrepasar los límites morales de su programación. Juntos se verán envueltos en una serie de robos que devolverán la alegría a Frank pero también les llevara a un límite de no retorno.

A pesar de que el film se presenta como una película de ciencia ficción, su trama es una suma de muchos géneros. A medida que el film avanza, el espectador va viendo que Un Amigo para Frank es también una película de atracos y una película de amistades dispares, además de una emotiva comedia sobre la tercera edad con escenas llenas de sensibilidad. El film resulta ligero de ver y son claras las intenciones del director de no complicarse ni intentar angustiar al espectador con temas que toca el film y que se evita profundizar a conciencia; como las perdidas de memoria de Frank. Las interpretación de Frank Llangela es bastante decente para un veterano actor que pocas veces ha tenido opciones para lucirse como protagonista. James Marsden, también está sorprendentemente bien para ser un actor tipo guaperas con poca proyección de futuro. Más desafortunadas son las desaprovechadas actuaciones de Liv Tyler y Susan Sarandon. Aunque sin duda el gran protagonista del film tras Frank es el androide, cuyo diseño minimalista y aparentemente básico no empeora su autenticidad, sino que aumenta su realismo. Su evolución es la más visible dentro de la trama. Gracias al contacto con Frank, el androide será permisivo en su programación dejando robar a Frank si así este encuentra la felicidad. También aprenderá dotes casi humanas como un gran sentido del humor. El film fue premiado en el festival de Sitges de 2012 con el premio del público, que resulta un reflejo de la satisfecho que puede quedar cualquier espectador amante de la ciencia ficción tras el visionado de Un Amigo para Frank.

En los títulos de crédito podemos encontrar una serie de imágenes de archivo sobre exhibiciones de robótica reales. Una serie de videos muy adecuado para anunciar la inmediatez de la historia que acabamos de presenciar. No solamente por la cercanía del diseño del Androide, sino sobre todo por ser testigos de los progresos que ya se han realizado en el tratamiento de robots dentro de la medicina actual. Un amigo para Frank es un film agradable y bello, que a pesar de catalogarse como ciencia ficción, carece de cualquier distopía para dejarnos la sonrisa puesta.

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