Una tendencia de la distribuidora «A Contracorriente» es hacer llegar a las salas de cine películas de género para que el gran público descubra y disfrute otra clase de películas que normalmente irían a DVD sin pasar por salas. Nos encanta la propuesta, durante una semana organizan pases especiales de estas películas tanto en Madrid como en Barcelona para verlas, y es que este año han acertado de lleno al traer Turbo Kid, una gamberrada dirigida por tres directores canadienses la mar de majetes que tiene como inspiración a todo el universo ochentero pero que mira a un futuro distópico donde todo es apocalíptico. Hay para todos los gustos porque con The salvation entramos de lleno en el mundo del western, La próxima vez apuntaré al corazón relata el caso real de un asesino en serie y Bloodsucking bastards aporta una divertida y sangrienta idea de un jefe.
Sin duda os recomendamos que os paséis por los cines a disfrutar de cada una de ellas.
Turbo Kid
Una de las películas más esperadas del día era Turbo Kid, realizada por los el trio de directores canadiénses apodados como RKSS (Road Kill SuperStars). Turbo Kid es pura carne ochentera y de videoclub desde su concepto hasta su completa puesta en escena. La historia nos lleva al futuro, 1997, como las películas de los 80 que veían los 90 como meta del avance o la distopía. La civilización que conocemos ha terminado por supuesto por la escasez de agua, y la tierra antes fértil es ahora un páramo árido. Este escenario nos llevaría hasta un héroe como Mad Max pero en vez de eso tenemos al joven Kid montado en una BMX mientras busca la manera de sobrevivir a diario. En su camino se aliará con una robot llamada Apple y un campeón de pulsos local, ambos le ayudarán a enfrentarse al dominador Zeus y su almirante Skeleton. Una trama que bebe de tantísimas películas que solo podría ir acompañada de una magnífica banda sonora que homenajea una década irrepetible. Quizás la película decaiga en las escenas de persecución (que compensa con el brutal gore de algunas escenas), o quizás una fotografía menos con cámaras de esa década hubiera acompañado la buena dirección artística del film, pero no empaña el resultado final de una película que busca sobre todo homenajear la gloria del cine B de los 80.
The salvation
Si el Western es considerado el género de los géneros, y Sitges es considerado como una de las mecas internacionales del cine de género, está claro que muchos de los asistentes aún esperan que el Western tenga un papel destacado dentro de la programación del festival catalán. Por mucho que ya no sea un género de éxito o habitual en nuestras carteleras. Este año los aficionados a este género hemos sonreídos ante tres buenos títulos en la programación y uno de ellos, The Salvation ha sido adecuadamente escogida para ser estrenada en este Sitges Tour. De primeras el título ya es bastante atractivo tras haber sido estrenado en Cannes y contar con dos protagonistas de gran altura: Mads Mikkelsen y Eva Green. Pero detrás de esos dos nombres titánicos se esconde mucho más. The Salvation, dirigida Kristian Levring, es un western realizado desde Dinamarca, dónde el género nunca ha sido muy popular en sus producciones. Sin embargo el film demuestra un exasperado amor por el género que evoca al mejor cine de Leone y también Eastwood. The Salvation cuenta la dura historia de un emigrante danés en pleno Oeste Norteamericano que recibe la visita de su familia días antes de ser brutalmente violada y asesinada por un criminal local. El danés buscará venganza y desatará la ira del jefe bandido de la zona que usando el terror pondrá a todo el pueblo en contra de nuestro héroe. Solo la viuda del criminal que mató a su marido apoyará al danés para dar muerte al criminal interpretado por Eric Cantona. Aunque el mejor personaje sin duda es la muda interpretación de Eva Green como una oscura viuda negra llena de rabia y fuerza. The Salvation demuestra que Dinamarca es capaz de realizar un Western de vieja escuela sin sonrojarse y la jugada le ha salido francamente bien a su director Kristian Levring. Una muestra más de que las viejas y polvorientas historias de venganza en el viejo oeste siempre funcionan bien.
La próxima vez apuntaré al corazón
Este biopic francés dirigido por Cédric Anger e interpretado por Guillaume Canet retrata la angustia que vivió un pueblo francés entre los años 1978 y 1979 a causa de un asesino en serie que se dedicaba a matar a adolescentes. El juego que retrata la película es entre los asesinatos y la facilidad con la que se escapaba de la policía, y es que viendo la película te deja claro el quebradero de cabeza que vivía la mente del maníaco para escabullirse. Sin duda, la premisa inicial de la que parte es muy interesante, pues una historia real de este calibre merece ser contada y merece ser conocida. De la película podemos destacar el gran trabajo de Canet, quien interpreta un doble rol con mucha inclusión en ambas psicologías, pero resulta pobre la resolución de la película, el montaje y la evolución del caso y de los asesinatos. Empieza muy potente, con una escena que marca el estilo de lo que piensas que será la película pero a medida que avanza se relaja y se pierde en detalles. Al público casi se le escapa la risa en algunos momentos, y es que es un tema muy duro, pero es imposible no ver la gran vacilada del asesino a la policía. Sin duda, es interesante y merece la pena darle un visionado, pero nos pareció que aborda tarde los problemas mentales del propio asesino y que no queda clara la motivación y los problemas sociales que tiene.
Bloodsucking bastards
Dentro de todas las secciones que componen el Festival de Sitges, Bloodsucking bastards se exhibió en las sesiones Midnight x-treme, de madrugada lo cual ya nos puede prever del tipo de película que es. Al estilo desparrame de sangre, humor barato y moraleja empresarial, el director Brian James O’Connell nos presenta una alocada película sobre compañeros de trabajo, jefes y ex parejas. Evan trabaja en una empresa que se dedica a vender productos varios por teléfono, él dirige a un grupo de personas completamente vagas, sin motivos ni interés por el trabajo cuando un día les dicen que tiene que darles una noticia. Él ya se ve casi como director así que espera una promoción, pero la noticia es la bienvenida a la empresa de un nuevo responsable, Max. A su llegada, los compañeros empiezan a cambiar y hasta el lugar cambia. Se están convirtiendo en unos «chupasangre». A pesar de que en la película podemos encontrar al actor Pedro Pascal (conocido por sus papeles televisivos como, por ejemplo, Oberyn Martell en Juego de Tronos) en el rol de jefe cabrón, insensible y ambicioso, los demás personajes rondan un aire mucho más cómico y exagerado y, en especial, la contradicción que crean entre el jefes, los trabajadores pringados y aburridos y el hombre de seguridad militar que vive en su otro mundo aparte. Todo es un mix de actitudes, de caracteres que luchan por interpretarse dentro de un escenario turbulento donde los figurantes van convirtiéndose en vampiros sin que sepamos muy bien por qué. Hilarante hasta en el tratamiento de la imagen y la fotografía, desborda sentido del humor en casa plano. La película está relatada con planos fijos, sin mucha acción o movimientos, pero ésto cambia cuando se cuenta cómo atacan a sus compañeros, utilizando cámara en mano y con planos que dejan parte de la acción escondida. Tiene una parte de patetismo, emplear así la cámara con el color y el ángulo que emplean, pero queda justificado en una obra de este nivel ya que va a divertir, no a crear una joya artísticamente. Es una película que merece la pena ver con palomitas y reírse cada vez que los pobres pringados de los trabajadores se van convirtiendo. Eso si, si hay algo que alabar de estas películas es el final in crescendo que tienen, con el climas, con la acción saturada en pocos minutos del final y los mensajes que se descubren al final. Y es que, !¿qué jefe no lo haría todo por el crecimiento de su empresa?!