Crónica 13ª Muestra Syfy: 5 de Marzo

El sábado es el día que más esperamos para encontrarnos con un peliculón y alguna joya. Y así ha pasado. La que más ganas teníamos de repetir era Bone Tomahawk, un western gore sobre indios y americanos en territorio hostil. Ya nos dejó impactados en la pasada edición de Sitges y hemos corroborado opiniones tras el segundo visionado. Por otro lado, de todas las demás no sabíamos muy bien que esperar. Con The Piper el espectador acaba teniendo lo que ha ido a buscar, pero con tiempo y espacio porque tarda en avanzar. Listening es la típica película de la Muestra que cada año encontramos y nos sorprendemos, y es que el año pasado fue LFO con un toque muy surrealista pero cómico, y este año le ha tocado el turno a la nanotecnología y a la telekinesia. Otra, y que nos pasó desapercibida en Sitges (por que también estuvo) fue The mind’s eye que aumenta en estilo y escenas bizarras a medida que avanza. Y por la noche no podía faltar una de zombies, con un toque humorístico y además con presencia de los refugiados (que mejor no vean la peli por que madre mía como les deja…).

The Piper

Para comenzar la jornada, en la ya famosa sesión de los motivados (nombrada así por estar programada a la hora de la siesta), nos enfrentamos con algunas dudas a The Piper, conocida como Sonnin en su Korea natal. The Piper es una adaptación del cuento de El flautista de Hamelin ambientada en la Korea de la posguerra. Un padre y un hijo cruzan una zona montañosa a pie para llegar a Seúl, dónde esperan que el pequeño sea atendido de tuberculosis. Dentro del bosque pedirán refugio en una pequeña aldea dónde son recibidos con sorpresa, y dónde por supuesto viven asolados por una plaga de ratas. El padre, que es flautista, les ofrece ayuda con la plaga, como agradecimiento a las ayudas recibidas. Pero el pueblo esconde muchos más secretos, y las ratas son consecuencias de unos terribles crímenes que cometieron los aldeanos con los verdaderos propietarios de la aldea: un grupo de leprosos. Desgraciadamente la película se estanca en una ñoñería inicial y tarda mucho en llegar a la esperada oscuridad coreana que siempre rodea a sus films de terror. Pero al final tenemos muerte, drama y ratas asesinas tomando su venganza. Sus últimos 20 minutos buscan la tardía redención del film, explotando el lado oscuro del cuento del flautista y encontrando un gran cierre con un flautista reconvertido en una siniestra imagen pervertida de la amabilidad que definía al personaje al principio de la película.

Listening

Opera prima de Khalil Sullins, director y escrito, que nos ha sorprendido por su alta originalidad y profundidad en un tema para nada sencillo. Listening cuenta como dos jóvenes estudiantes de ingeniería buscan la manera para crear un equipo capaz de leer la mente humana, para ello necesitarán en su equipo a Jordan, experta en nanotecnología para que les ayude. El desarrollo de la idea no está nada mal, la película evoluciona a tiempo, con un montaje dinámico y fresco que nos mantiene atentos a la acción. Tanto por el detalle del nivel de la información como por el enredo que va sufriendo la trama, hasta niveles de involucrar el FBI, no defrauda en su intención de contar de una manera muy personal un tema siempre discutido como es la Telekinesia. Por otra parte, uno de los elementos que más dispar resulta en comparación con el conjunto es la dirección de fotografía. En este sentido podemos dividir la película en dos partes, la primera tiene un estilo muy marcado y muy próximo al descuido mientras que en la otra parte está más cuidado y cuenta con un sentido estético. Es un problema demasiado exagerado, en el caso que se quiera demostrar intencionalidad, por que de los tonos azules que predominan en las escenas con la mujer y la hija de David, se pasa a las verdosas del garaje donde crean esta tecnología con Jordan y Ryan, o a las anaranjadas de la universidad y ya, en la segunda mitad los blancos y grises del FBI. Si, seguramente querían potenciar los sentimientos del espectador, pero no hacía falta. Lo que si nos ha convencido bastante es todo el mensaje en general de la película, y sobre todo al final, desde que empiezas a relacionar los temas y ves por donde van los tiros. Llegan a crear algo tan perfecto que su producto acaba volviéndose en su contra. Añadir que, como comentó Leticia Dolera en la presentación, Sullins es muy aficionado a los cómics y la primera secuencia y su posterior títulos de créditos iniciales así lo dejan claro. En general, fue un buen descubrimiento, agradecidos que haya películas que tratan la amistad, la familia, las ambiciones y el trabajo desde un punto de vista tan marcado por el deseo de llegar a tus propios objetivos personales.

The Mind’s Eye

Para muchos The Mind’s Eye fue la gran sleeper de esta Muestra SyFy, pero para otros seguramente sea la peor película vista en ella. Nosotros teníamos las expectativas muy altas tras disfrutar muchísimo con la opera prima de Joe Begos hace dos años en la Muestra con Almost Human. Con su segunda película Joe Begos se nos presenta las mismas intenciones: homenajear el cine B de videoclub de los ochenta sin ningún pudor ni restricción. Sintetizadores a lo Carpenter, Villanos de leyenda, efectos artesanales y un gore explícito son los ingredientes que hacen que la película vaya en aumento hasta levantar al público de la Muestra que acabó gozando con la explosiva mezcla. El argumento nos presenta una historia de jóvenes dotados con telekinesia que son encerrados en una residencia dónde un enfermizo doctor busca apropiarse de sus habilidades a través de transfusiones de sangre. Dos de ellos, Zack y Rachel se revelaran contra el doctor y se escaparan para después buscar venganza. Nunca una batalla telekinética ha resultado tan brutal y épica cómo la que vemos entre Zack y un extradopado Dr Slovak. Es el Dr. Slovak quizás el personaje más disfrutable de todo el film, un villano cómo no veíamos igual desde los años 80. A medio camino entre lo militar y el perfil de científico loco, sus acciones son siempre extremas y exageradas delimitándole perfectamente como gran villano sin más. El resto del reparto resulta el mismo que la anterior película de Begos, Almost Human, lo que demuestra el grado de comodidad que ha logrado el director con sus equipo. The Mind’s Eye puede resultar un film excesivo, pero es eso lo que promete y cumple con creces. Si Joe Begos continua reviviendo a lo grande lo mejor (o peor) de los ochenta, nosotros nos declaramos desde ya incondicionales seguidores de su filmografía.

Bone Tomahawk

La película más esperada de la jornada era Bone Tomahawk, y es que el film ganó el premio a mejor director en Sitges, dónde además se llevó grandes aplausos y elogios. Bone Tomahawk es el explosivo resultado a la frustración que venía sufriendo su director tras presentar más de diez guiones de largometrajes y series sin que llegarán a buen puerto. El agente de S. Craig le propuso que para su siguiente guión lo escribiera con la idea de dirigirlo él mismo como respuesta a esta continua situación. Bone Tomahawk bebe del mejor John Ford para presentarnos un western sobre un rescate, como aquel mítico Centauros del Desierto. Una noche en Bright Hope llega un forastero perseguido por una tribu india, tras haber mancillado sus tumbas en un robo. En su paso por la ciudad, la tribu secuestrará a varios ciudadanos además de dar muerte al forastero. El Sherriff de Bright Hope formará a un variopinto grupo de voluntarios para realizar el rescate sin saber que se adentran en los terrenos de una peligrosa tribu con ritos caníbales. El film, que cuenta con las impagables presencias de Kurt Russell, Patrick Wilson y Matthew Fox como protagonistas, es una suerte de western que incluye lo mejor del género junto con algunos muy agradecidos toques de comedia. Sin embargo, en su último tercio, el film cambia de género para pasarse al terror y al gore, con toda su brutalidad que esto supone. Un cambio brusco, oscuro y sangriento que propone un climax salvaje a una cinta llamada a convertirse en título de culto.

Generación Z

¿Qué pasaría si hubiera un Apocalipsis zombie en la tierra y los humanos consiguieran reducirlos? Que jugarían con ellos. En cierta manera en Generación Z (originalmente titulada The Rezort) esto es lo que pasa. Melanie y Lewis necesitan desconectar, el recuerdo del apocalipsis todavía sigue muy presente en sus vidas así que Melanie ha planeado un fin de semana en el Rezort: un hotel de lujo situado en una isla apartada de todo (casualmente la localización en el mapa coincide en que son las islas Canarias, para más risas) donde se organizan actividades en grupo que consisten en matar a zombies encadenados ubicados en un circuito entorno a la isla. Los visitantes pagan por una clase de entrenamiento con armas de fuego, dividirse en grupos y poner en práctica en el circuito que les ha tocado los practicado en el campo de tiro. Pues bien, hay que decir que las cosas se tuercen y veremos como las medidas de seguridad de la isla se desactivan y los circuitos con los clientes en ellos serán ahora los campos de batalla entre humanos y zombis. Una masacre con muertes pero no tanta sangre como la esperada, pero si risas delante los comentarios absurdos de supervivencia entre la pareja protagonista. Es bizarro y divertido a la vez, una pieza arriesgada y completamente cachonda que trata con desgarro el aprovechamiento humano delante de situaciones límite y de posible tajada económica. Ah, y el tema de los refugiados… Sin palabras, muy macabro y surrealista todo.

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