La locura de vivir en un mundo cruel en ‘Múltiple’ de M. Night Shyamalan

Después de traernos La visita hace unos años y dejar el listón muy alto con una cinta que pasó un tanto desapercibida pero que os recomendamos encarecidamente que la veáis, vuelve con un thriller sobre una persona que sufre trastorno de la identidad múltiple. Protagonizado por el camaleónico James McAvoy y Anya Tayler-Joy, descubierta en su papel protagonista el año pasado por La Bruja, Shyamalan se mete de lleno en la piel de un joven trastornado por un trauma infantil que ahora sufre su vida a través de 23 personalidades distintas. Una de ellas será la que secuestra a tres jóvenes para poder así invocar a la última personalidad que está dormida en el interior del joven.

Cuando se trata de un director como Shyamalan y un título de terror / thriller ya vamos con unas ideas y esperamos ver, comercialmente hablando, algo que nos aterre, que desconcierte nuestros sentidos. Con Múltiple hace exactamente esto. Es verdad que la película se deja mucho más de lo que nos enseña porque no llegamos a ver las 24 personalidades de Kevin (McAvoy), solo unas 8, pero ya solo con éstas, McAvoy borda su interpretación de 8 personas distintas que tienen distintas edades, distintas formas de hablar y de distinto sexo.

Desde el inicio de la película se nos posiciona como Casey (Taylor-Joy), una joven antisocial a la que invitan a una fiesta de aniversario por compasión. Ella es la auténtica prota de la peli y lo vivimos con los flashbacks que intercalan entre escena y escena con una Casey de niña que se va de caza con su padre y su tío. Esas escenas nos dan un respiro y nos ayudan a entender el sentido de la película, el punto donde la historia de Kevin y de Casey se une. Así que la evolución narrativa que sigue el guión y que termina de crear el montaje se dilata en el tiempo para introducirnos, por un lado, las distintas personalidades de Kevin, y por otro, la historia personal de Casey, para terminar encontrándose como personas traumatizadas en su infancia. Hay que destacar además de la brillante idea de la que parte la película, las escenas en la que McAvoy cambia entre una y otra personalidad porque sus ojos, sus andar, su forma de hablar y todo su cuerpo se moldea como si físicamente también fuera otra persona. Sin duda la estrella es él y su sorprendente interpretación. Mencionar además el giro final que se espera desde el minuto 1 y que pasa del thriller al terror en segundos.

Múltiple es una historia que trasciende la oscuridad creada por la fotografía y la dureza de las localizaciones para profundizar sin darnos cuenta en la psicología humana, con juegos de miradas, silencios y que crea empatía entre personajes y espectador. Un final que cierra en círculo todo el guión y que incluso crea ataduras con películas anteriores del propio director (¡sorpresa!). Eso si, no os esperéis una peli de terror o sustos, no lo es.

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