Berlinale 2015: días 13 y 14 de febrero

SWORN VIRGIN (Laura Bispuri) - Bispuri firma una película donde se dan cita las voces locales en un estilo artístico muy personal que hace enmudecer y a su vez sonreír al espectador. Por la sinceridad con la que cuenta una realidad que permanece oculta tras las montañas de Albania, y como Anna Rohrwacher toma con mucha actitud un papel nada fácil que la lleva a luchar contra sus deseos y contra la propia sociedad. Sin duda es la mejor que he visto este año. Consigue una sensibilidad tan actual, pero a su vez atemporal, que entristece.
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Sworn Virgin (Vergine giurata)

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Con Sworn virgin Laura Bispuri, su directora, nos adentra en el mundo dominado por hombres de las montañas de Albania donde los pequeños pueblos que se esparcen por las escarpadas áreas montañosas del país demuestran tener una cultura social muy machista. Hana, la protagonista de la historia, ha crecido ahí, en ese paraje arcaico e inhóspito, siguiendo los códigos y la tradición que prevalece sobre cada género. Descubrir la opera prima de Bispuri ha sido para nosotros un paso adelante en cuanto a descubrir el tratamiento sincero y cercano sobre un tema desconocido y muy interesante: el rol de la mujer como ama de casa y procreadora y el del hombre como sustento familiar y cazador en Albania actual. Bispuri trata el tema de una forma completamente sincera y clara, a traves de la familia de Hana, su padre, madre y hermana, y cómo cada una de las dos hermanas tomará caminos distintos en referencia a sus roles sociales. Jonida se casará y huirá con el amor de su vida a Italia, mientras Hana decidirá ser Mark, huirá de la servidumbre y del matrimonio de la tradición Kanun y definirá su vida con una larga virginidad, sacrificando su feminidad y pasando a ser un hombre, tratada como tal. La mentalidad que estamos descubriendo con todo ello está muy alejada de la realidad que nos rodea y hace que sea de gran valor poder ser testigos de ello. El trato estético al mundo que crea con Hana y la sociedad Kanun de Albania es frío y duro reflejado en el trato de las personas, también. El vestuario y el maquillaje denotan naturalidad y cercanía, y la búsqueda de la libertad que anhela al principio se contrarresta con el descubrimiento de la sexualidad escondida de la segunda parte de la película. Su traslado a Italia, con la familia de su hermana, y sobre todo el descubrimiento de la adolescencia gracias a la su sobrina le harán reencontrarse con la parte que tanto intento eliminar de su vida: la feminidad. En ese punto de inflexión será cuando Alba Rohrwacher, Hana, hará frente a su inconsciencia provocada frente el despertar de los deseos que permanecían en standby. Sin duda, una perla dentro de un mar de gran desconocimiento sobre las leyes no escritas de sociedades rurales que permanecen vivas hoy en día.

Ten no Chasuke

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Dirigida por el director japonés Sabu (Miss Zombie), Ten no Chasuke era la película encargada de cerrar la competición oficial de la Berlinale 2015, un hecho que aprovechó el director para ofrecernos una nueva bizarrada del cine japonés que podría ser digna del propio Sion Sono. El film nos presenta la vida de Chasuke, un joven que trabaja sirviendo té en el cielo para los escribanos que graban el destino de todos los mortales.  Uno de ellos mata por error a Yuri, una joven inocente que es la viva imagen de la bondad. Apenado por la injusta muerte de esta joven, Chasuke decide viajar al pasado y descender a la tierra para salvarla con la ayuda del escribano que escribió toda su vida. Ahora en la tierra Chasuke tiene los poderes de un ángel caído y junto a la ayuda de Yuri y otros conocidos, se pondrá a obrar milagros para remediar las injusticias que han realizado los escribanos a todas las personas inocentes que les rodea. Hasta aquí el film de Sabu propone unos temas muy interesantes y viajes temporales que recuerdan mucho al cine americano de los 80. Sin embargo el film comienza a derivar en una poco justificable escala de violencia que enfrenta a Chasuke con los yakuzas locales que ofrece bastante diversión al espectador pero con muy poco sentido todo. A pesar del gran contenido religioso del film, su humor y los sentimientos que despiertan sus personajes, convierten a Ten no Chasuke en un film muy disfrutable si te encanta el cine japonés más excéntrico. Estamos seguros de que el film podría tener un recorrido más exitoso en un festival como Sitges, aún así tanto Sabu como sus actores principales (Kenichi Matsumoto   y Ito Ohno) se mostraron exultantes con el estreno del film en el Berlinale Palast.

Sueñan los androides

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Ion De Sosa ha llamado la atención de los medios cinematográficos españoles al colgar el cartel de entradas agotadas en la sección forum de la Berlinale. Rápidas han sido las voces que se han lanzado para hablar de un nuevo cine español mucho más innovador, rompedor y que tristemente tiene las puertas cerradas en las salas comerciales de su propio país sin saber tampoco que la mayor parte de la sección forum agota sus entradas al ser una de las secciones más populares de la Berlinale. Muchas de estas voces ni siquiera han venido a Berlin, y se han dejado guiar por las voces que si han acudido y un ligero trailer que apenas muestra nada del film.  Lo cierto es que alegra escuchar voces que defienden los productos realizados en nuestras fronteras, pero a veces hay que saber a medir tus propias palabras o al menos ver el producto completo antes de levantar el puño. Porque quizás las voces que sí han visto el último trabajo de Ion De Sosa y la han encontrado maravillosa, se han desmadrado en elogios desmedidos hasta emborracharse con su propia verborrea. Porque afrontémoslo: tan alta ha sido vuestra borrachera que todo el mundo ha querido beber de vuestro vaso pensando que Sueñan los Androides había triunfado en Berlín, cuando lograr ha logrado más bien poco. Sin embargo Sueñan los Androides es lo que es, y la realidad es tan triste como la resaca del día de después cuándo descubres que todo lo que oyes oído no es más que ruido. Un cine tan low cost, que por tener no tiene nada. Ni actores. Ni historia. Pero sí un insulto hacía la obra original de ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, la novela de Phillip K Dick que dio vida a la fantástica Blade Runner. Dos películas tan opuestas que resulta una vergüenza que una de ellas pretenda haber nacido de la misma novela. La película de Ion De Sosa está rodada en Benidorm con un formato cuatro tercios y una cámara de 16mm que hace recordar una estética parecida a los videoclips de la productora Canada. Por desgracia aquí no existe poesía en las imágenes, y nos limitamos a ver viejecitos haciendo ejercicios o bailando en una vieja sala de baile, mientras la historia lo mezcla con imágenes recurso de la ciudad y una serie de persecuciones dónde vemos a una persona armada que va liquidando a una serie de jovenes, a los que suponemos (con la mejor de nuestras intenciones) que son replicantes. Cuando ocurre alguna de estas muertes comienza a sonar flamenco y las imágenes se tornan en videos domésticos familiares de Ion de Sosa pretendiendo que estamos ante las memorias que se desvanecen del replicante muerto. Todo parece grabado gratuitamente y montado sin excusa, ideas, ni pudor, presentando un film vacío que se viste de enigmas absurdos para que la prensa más sesuda saque al director del apuro y la mediocridad. La etiqueta de cine low cost parece aquí más que nunca una nota que justifica el resultado final, cuando en realidad el dinero no cuenta si lo que hay son buenas ideas. Pero aquí no hay ideas, ni buenas ni malas, solo un ejercicio estético que muchos han querido ver más allá de lo que realmente hay. Por supuesto que Sueñan los Androides no llegará a las salas de cine, aunque quizás alguna sala underground se lance a programarla, pero no será por culpa de los distribuidores o exhibidores españoles, sino de las intenciones de un director que ha buscado el reconocimiento del intelecto antes del reconocimiento profesional.

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