Había escuchado hablar de ella el año pasado cuando empezó a pasear por festivales y fue este año con el estreno en Cannes de Personal Shopper que supe que seguramente me tendría que resignar a verla dentro de unos años en alguna plataforma VOD. Doremus presenta una historia escrita por él donde en un mundo utópico donde se tratan a las emociones como un virus y una enfermedad, una pareja se enamora, causando problemas a sus amigos y a ellos mismo.
Hace unos años estrenó el drama romántico Like crazy (Como locos) y este año Doremus presenta película ubicada en los mismos géneros y añadiendo el fantástico con una historia de amor entre dos personas que no deberían sentir nada. La película trata el mundo utópico en el que vive la sociedad donde los humanos son reprimidos para dedicarse solo al trabajo y no sientan emociones hacia los demás, lo cuál es tratado como un virus. La estética es uno de los aspectos más característicos del film ya que al tratarse de una sociedad ambigua, en cuanto al tiempo, la vestimenta, los pisos y el sistema de funcionamiento es muy futurista – predominio de colores básicos, poca variedad y líneas rectas – así que la técnica tampoco podía ser menos para acompañar el panorama hasta ahora. La cámara focaliza la atención en los dos protagonistas, utilizando una gran distancia focal para que todo el fondo y casi parte de sus cuerpos se muestre desenfocada. Me ha encantado la decisión de utilizar este recurso porque dentro del mundo fantástico que presentan potencia la historia entre los protagonistas y te evade de hacerte más preguntas al respecto del lugar o el tiempo. Ellos viven en el Colectivo pero es que fuera, donde no pueden ir, está la Península, y es más, hay un momento en el que vemos las vistas del lugar en el que se encuentran pero como ya estás tan metido en la historia y no has tenido necesidad de saber por qué es así, no necesitamos ninguna explicación más. A esta sensación contribuye el punto de foco y el desenfoque de imagen. Otro punto muy a favor de Equals es el casting que tienen. Nicholas Hoult y Kristen Stewart son Silas y Nia, los dos enamorados que luchan por seguir adelante con su relación. El trabajo actoral que llevan a cabo es de gran intensidad, nos introduce sutilmente hasta acabar con la lagrimilla final, además de dar vida a un guión lleno de frialdad, donde todo se centra en ellos y en su historia.
No es una pieza para todos los públicos, no hay duda, a pesar del tema tan universal como es el amor, pero su formato y su guión la hacen una película especial, compleja de mantener la atención si requerimos de explicaciones para todo, pero que si le dais una oportunidad seguro que os cautiva.