Uno de los estrenos a los que teníamos más ganas, después de que pasará por varios festivales y leer las opiniones tanto de la prensa como del público que la dejaban en muy buena posición, era la nueva película de Cesc Gay: Truman. Tras su paso, además, por el Festival de cine de San Sebastián donde Ricardo Darín y Javier Cámara se llevaron la Concha de plata a mejor actor no podía faltar como película recomendada en su semana de estreno y dentro de la cartelera. Tomás vuelve a España durante 4 días para hacerle una visita sorpresa a su amigo Julián, motivado por Paula, quien le ha ido escribiendo e insistiendo antes de que sea tarde. Julián tiene cáncer y ha decidido cerrar su vida disfrutando los últimos meses en vez de pasarse los días encerrado en hospitales. Tomás no le quiere convencer, tampoco le quiere dar pena ni motivaciones por vivir. Tomás sólo quiere pasar unos días con su amigo. Y esto es Truman, que no una película sobre el cáncer sino una película sobre valores, sobre amistad y, lo más importante, la importancia de estar ahí, de los pequeños detalles y acciones que se vuelven sumamente valiosos. Podemos decir que nos ha gustado la delicadeza y la personalidad que le han dado al volumen en general de la película y, en ello tiene que ver el trailer que han sacado para la promoción. Estamos acostumbrados que en el trailer te desvelan casi todo lo que va a pasar en la película y eso quita emoción al verla. En este caso, en nuestra opinión, el trailer te daba las dosis necesarias para saber que se trata de dos amigos pasando unos días juntos y que hay una enfermedad y un perro de por medio. Lo que esconde el trailer es la vida y el saber hacer de aquel que está lejos pero cerca a la vez. Es algo un tanto abstracto pero que llena de pleno el corazón del espectador que extrae este aspecto hacia su propia vida. Las escenas del día a día, ligadas a buscarle un nuevo dueño a Truman o a despedirse de la gente según se los va encontrando están plagadas de naturalidad que ambos actores abordan con gran amistad. Lo que pasa es que estamos delante de dos amigos, y no de una pantalla de cine. Esa es la sensación. La relación entre ellos tiene mucho que ver el montaje, pues le han dado una cercanía gradual y, aunque ya empieza dentro de un cierto grado de confianza, entre las escenas del doctor, de la búsqueda de un dueño, de ver al hijo, de comer o simplemente de charlar hay toda una evolución que no se expresa con palabras sino con hechos. Una de las frases que creemos es una muestra de todo ello es la que dice Javier Cámara, ya en el tercer día de la visita, al personaje de Darín: «…me hubiera gustado hablar más, hacer más cosas…» pero en situaciones donde no hace falta hablar lo que más importa es estar, y punto.
Los tres actores principales están muy bien definidos y bordan sus papeles: Cámara es ese mejor amigo que ha luchado e insistido por lo que ha querido en la vida, buscando estabilidad y cierta seguridad; Fonzi es la madre, la hija, la abuela, la mujer de toda historia que aporta temperamento, sangre y racionalidad; y Darín, un actor que se rige por su propio carácter y su propio criterio, improvisando y viviendo tal y como imagina, guiado por impulsos, y con una actitud muy sobria delante de una situación tan difícil como es afrontar un cáncer sin mucha esperanza de vida. La localización no podría estar mejor elegida: el Madrid clásico con apuntes a la periferia y a barrio de toda la vida; lo más representativo de Ámsterdam en tres localizaciones y el mundo de las artes y el teatro con el Teatro Nuevo Apolo y los bares «de viejo». El guión de una película así es aquel que ves venir de lejos, pero resulta que le dan una vuelta y no resulta nada aburrido ni triste. La alegría y la actitud como está tratado el personaje de Darín da sentido a su decisión y da sentido al estado de animo que impera en el personaje de Cámara, que podemos decir que se encuentra expectante ante una situación que no sabe cómo tratar. Además, incluye una despedida de aeropuerto de las que hacen saltar las lágrimas, que no podía faltar en una película así. No podemos despedirnos de otra manera que no sea dejando en muy buen lugar esta historia sobre los reencuentros, sobre la vida y sobre cómo afrontar las decisiones difíciles que se pueden tomar en nuestro alrededor y que nos afectan aunque estemos físicamente lejos. Esas situaciones en las que sientes que no deberías estar en otro lugar que no sea al lado de esa persona, por el tiempo que sea, para estar y dar apoyo aunque no haya palabras de por medio.